Estos días estoy observando cierta actitud que, desde hace tiempo, se ha adueñando irremediablemente el contexto político guineano. También de aquellos que frecuentan nuestro país con variadas pretensiones. Es la mentira, el juego con la verdad, ficción, el disfraz. Algunos tal vez proliferen secretamente bajo el manto de políticos, agrupaciones, gobierno, rostro dolido por la causa guineana.
La mentira, ese recurso fácil de quien se quiere valer sin pasar por esfuerzos ni penurias, está siendo una táctica constante de la dictadura de Guinea Ecuatorial, y al parecer, de aquellos que se forran por ella y pretenden vendernos su cara más horripilante como si fuese algo desprendido. Tanto los unos como los otros están llevados por la inseguridad y la desconfianza de ser descubiertos y ser aceptados tal como siempre han sido y son: ladrones y corruptos. Las dictaduras y sus socios caen siempre en la tentación de adornar aquí y allá los vicios de la corrupción, para dar una impresión favorable de lo que es ya bien conocido como la cueva de Alí Baba y los cuarenta ladrones.
Un político es hoy sinónimo de un mentiroso y un ladrón que asevera más robos de los que realmente realiza, si con eso tiene que presumir delante de sus adversario como el prometedor. Si eso es así en todo el mundo; en Guinea Ecuatorial se triplica. Estos, manejan una máxima según la cual, hay que robar y mentir aquí, para escalonarse en el club de los grandes ladrones, donde se retan quién roba más.
No hay peor mentiroso y ladrón, que aquel que niega de serlo cuando lo es de verdad. Trasladado al plano político, se traduce en que los ciudadanos pueden llegar a premiar, incluso a un gobierno mentiroso y corrupto, como está sucediendo últimamente en Guinea Ecuatorial, pero la atonía de un ladrón y un corrupto reside en que no innova su personalidad sino que la destruye.
Guinea Ecuatorial, su dictadura y aquellos que trabajan a contrarreloj para beneficiarse de esa locura, lanzan siempre rumores falsos para disimular todo lo que ellos sobradamente saben que falta en Guinea Ecuatorial: esta conducta ya descubierta, desvela el desprestigio moral y la destrucción humana de quienes piensan que los seres humanos debemos vivir como lobos y corderos.
¿Por qué este afán e imperiosa necesidad de seguir mintiendo, utilizando medios tramposos, de simpatía para impresiona a los guineanos; de una situación que viven día a día? ¿Quién en su sano juicio ignora, que si hoy por hoy, no ha habido derramamiento de sangre en Guinea Ecuatorial es porque no se ha encontrado métodos para llegar a ello? ¿Cuántos intentos de golpes han sido abortados en Guinea Ecuatorial?
Hay siempre una delicada barrera que separa la mentira de la verdad, muy semejante en su flaqueza a la que separa a los gobiernos y políticos cínicos, corruptos, espontáneos, ocurrentes, ventajistas y fuleros; de los gobiernos y políticos sensatos, concisos, intelectualmente densos, conocidos y respetados. Es evidente que resulta más fácil, hasta edificante en la política, pertenecer al grupo de los mentiroso, corrupto, espontáneos, ventajistas y ladrones que el de las personas coherentes y respetados. No estoy diciendo nada nuevo que no sabemos todos. Se ha descubierto, hace poco, cómo dictadores africanos subvencionaron campañas electorales de candidatos franceses, incluido Le Pen, uno de los fornidos bastoneros racistas de la Europa del siglo XXI. La historia nos revelará en el futuro lo que hoy se está cocinando en los traseros de estos grandes edificios. La verdad hoy no vende, y en eso los predicadores del evangelio de Cristo deberían hacer algo.
Hemos asistido cómo la dictadura guineana y sus adláteres tienen que vigilar constantemente sus versiones y sus episodios transcritos al dictado de una mente mentirosa, olvidando que cuanto más mienten, más difícil les resulta controlar la abundante base de datos de mentiras que en cada lugar y contexto pretenden dar y repetir, para seguir con su bolero discurso.
“El horizonte 2020” es un ejemplo; se ha trasformado en la cara trastornada de la personalidad de un gobierno y sus socios que tienen una compulsión de imaginar una vida, unos acontecimientos en base a causar una impresión de admiración al pueblo de Guinea Ecuatorial. Todo está basado en este deseo de ser valioso y genial después de tanta mancha y vergüenza.
Me gustaría repetirles una vez más a estos que engañan a sí mismos, que los guineanos sabemos que las palabras son cómodas si sustituyen los hechos. Los que fantasean la verdad y cogen el atajo de la mentira deben saber que sí hoy no les ha visitado la justicia es porque los guineanos que deseamos ver nuestra patria limpio de ladrones y corruptos, no hemos encontrado la posibilidad de llevarles ante la justicia. Tontos no somos, que nos vengan ahora con asociaciones, fundaciones y más parafernalias, justo cuando el petróleo está siendo un jugoso plato de intereses, es llanamente jugarse con la verdad. ¿Dónde estaban estas asociaciones y fundaciones y esa buena voluntad cuando Guinea era una cenicienta africana?
Para mentir y robar tanto y que no se note se debe de hacer lo mismo que un actor que representa un personaje. Pienso que tanto la dictadura, como sus socios deberían esforzarse más, para ser esa persona inventada que realmente quieren ser, y por tanto, podamos aplaudir y olvidar el tremendo daño que nos infringen. Deberían suplantar más sus personalidades para cambiar la impresión que muchos ya tenemos. Tanto la dictadura, como empresas y personas que ganan prebendas sustituyendo su verdadero yo, sabemos de sobra, que roban a Guinea Ecuatorial con mucha cara. En realidad, nunca tendrán un bello amanecer, porque saben que no son auténticos, sino falsos. Los guineanos estamos muy doloridos que unos cuantos mafiosos quieran adueñarse de nuestra historia desde la mentira, el escamoteo y la falsedad.
Se quiere curar tanta mentira y tanta desfachatez, con una búsqueda de excelencia tan ennegrecida. No hay derecho, pero creemos que la verdad y la justicia, jugar limpios, tendrán la última palabra, es cuestión de tiempo.
No creo que los que buscamos la verdad, los que creemos que un asesino miserable, un ladrón y un mentirosos debe trotar entre las rejas debamos andar detrás de los médicos para buscar la cura; creemos que son ellos, los que amargan la existencia de otros, mienten descaradamente, violan sistemáticamente los derechos de las personas deben solucionar problemas. La verdad siempre les hará libres.
Fuente: propia