No siempre es asumible un fracaso, y el vencimiento o la derrota crea siempre una turbación y un azoramiento, aunque sea una derrota o fracaso que se veía venir. Los entusiastas del fútbol y muchos guineanos que hemos practicado ese deporte, sabemos que una derrota desenlaza irremediablemente en enfrentamiento entre los mismos perdedores, quienes han autoaniquilado ese hazmerreir proceso del “Ensayo de Demócratas”, que por una psicomotricidad tan torpe necesitan 20 años para seguir ensayando ese paripé del socialismo-franquista (vaya mezcla) heredado de los peores genes coloniales y de la subasta democracia.

Digo que unas “pachangitas” (estos partidillos de fútbol entre colegas de apuestas) vencido o perdido, siempre causa esgrimas, desplantes, plantes entre los afectados, entre los sacrificados y también entre estos que tienen poquísima afición por la autocrítica. Sobre todo cuando siempre pierden; precipitan nuevos desplomes, buscan el chivo expiatorio, tratan de consensuar un consuelo de tal y cual en un áspero y amargo territorio en el que se instalan estos izquierdosos para seguir mintiendo con elegancia como siempre lo saben hacer. Estarán ahora en los supermercados para elaborar una dieta adelgazante de mentiras surtidos de ajo, alcachofas, rábano, pleurotus, gírgolas, setas de cardos y trufas y vete tú a saber de qué más…

Sinceramente que una derrota a toda regla es jodienda, lo sabemos todos. Pero lo peor es que esa izquierda guineana y sus abuelos mentores de España son el paradigma del fracaso. Aunque siempre les queda ese consuelo de algún escaño o como se llame en el nuevo Senado Guineano (SG) para completar así esta regla de proporcionalidad acordada. Tanto en cuanto. Cada día que pasa se van quedando a raso, por la falta de escucha a los otros y el talante que tanto les gusta. Esto de creerse mejor tiene precio y tiene muchísima tela.


Lamento sobre manera, que esta correa de transmisión que en algún tiempo levantó tanto ánimo a inocentes y a los no tan inocentes, esté tan debilitada que ya, ni siquiera les vale para llevarles la sangre a unas neuronas que hacen años están muy adustas, que requieren al menos una intervención quirúrgica urgente. Pero lo que ocurra a esa izquierda inventada en Guinea ecuatorial es problema esencialmente de ellos, pero lo que afecta al pueblo engañado eso sí tiene que estar pensado cara al futuro, para que no nos engañen más semejantes merluzos.

El programa desolador que dibuja la política de Guinea Ecuatorial; no sé si es democracia o dictadura, o democratura, o ensayo guineano de democracia, no lo sé, lo único que sé es que, no se recuperará al menos que pase otros 40 años. Todo por querer “copiar” de España todo, hasta para “Robar y mentir”. Pues la imagen se ha dado con la semejanza. Por lo que, la generación de guineanos de hoy, habrá que sumar alguna más perderan sus vidas a causa de unos políticos merluzos sin ninguna vocación de servicio que buscan medios de vida y subsistencia en la Política.

Los barones lejanos aconsejaran de inmediato al filial de Guinea Ecuatorial con otras siglas; que acepten la oferta de un senador (que son para hacer el tinto de verano), y así seguimos con el paripé.

Fuentes y Círculos generalmente bien informados nos han hecho llegar que la oferta del jefe de gran movimiento de masas a sus socios del mantel y parlamento, no tuvo acogida igual entre los perdedores, por eso una facción está pactando lo que ya se rechazó sin consenso. Podría resultar práctico, hasta salomónico que en las próximas elecciones, el jefe del gran movimiento de masas y los jefes de las dos facciones presenten un candidato único al pueblo engañado. Pero con ello se debería aclararse los nubarrones y seguir la estela.

Pero siempre queda este disimulo en público, propio de los imbéciles e idiotas para adornar el desconcierto. Pero el mejor consejo para tamaña idiotez, es la disección de la parte gangrenada para salvar la parte por el todo.

Crispin.


Fuente: AG

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