Normalmente los géneros de las películas suelen producir variablemente miedo o rechazo, tristeza o remordimiento, sorpresa o decepción, pavor o alegría, enfado o amor. El género de película que acaban de rodar en formato ‘Interviu’ Stephen Sackur, un prestigioso periodista de la British Broadcasting Corporation (BBC) y Teodoro Obiang Nguema, el dictador de Guinea Ecuatorial, engloba en un fardel todas las emociones humanas. Un chaparrón que le ha caído a Teodoro Obiang Nguema y que ha despedazado en mil retazos la pobre autoestima que le quedaba al dictador de Guinea Ecuatorial.
Si existía tabúes políticos en la dictadura de Guinea Ecuatorial, estos tabués han sido destapados. Este versado periodista, con temple, habilidad y genio ha sido capaz de demostrar que Obiang Nguema Mbaso, no “miente”, sino que entiende el mundo y la vida de los humanos a su manera. Al preguntarle que cómo era posible que haya tantos pobres en un país tan rico, el dictador confiesa abiertamente que en su casa, no hay pobres; pero el ínclito periodista, le insiste que a dos Km de su palacio existe un paisaje inmejorable de pobreza. No existe para el dictador un país fuera de los muros de sus Palacios, es la realidad y por eso estamos como estamos. Esta enjundiosa entrevista, da para tertulias en los desayunos comidas y cenas televisivas, twiteros, facebookíes y para lo que quieras.
Nunca imaginé que una entrevista pudiera hacer tanto daño. Provocando un ataque de realismo a un señor que ha pasado mitad de su vida disimulando lo que es. Los calentones de algunas preguntas de difícil respuesta, desmoronan por completo la idea de que este dictador es “alguien” en este mundo. Como cuando le insiste en que dejamos aparte lo que dice Francia, la gente de tu propio país dicen que tú y tu familia roban los recursos del país; o cuándo el mismo periodista le pilla con un mal recuento de sus innumerables palacios que tiene en Malabo Bata, Mongomo y alrededores: “¿Cuántos palacios necesitas Mr President?...” “Hemos hablado de tu gobierno donde tu hijo ostenta la vicepresidencia, y otro hijo Ministro de Minas e Industria, en este mismo gobierno está tu hermano como ministro de defensa, ¿No te parece que eso es un negocio familiar?
Los calentones llevan a Obiang Nguema a un terreno de los aspavientos. La inmensa lista de agravios a su hijo Teodorín, la corrupción, la violación de los derechos humanos de su gobierno, el gasto innecesario de billones de dinero en una ciudad que no beneficia a ningún guineano, los delirios mentales de seguridad, de un presidente acabado, la falta de consideración a su propia población obligan a Obiang a masticar sus propias palabras en una entrevista que queda para la posteridad. El cuerpo se le recorta y la conciencia le acusa cuando el periodista le demanda si es aceptable que los guineanos, que no tienen acceso al agua potable, a la escuela, a la salud, vean cómo su hijo gasta dinero en los palacios, bugatis, rolroys, maserratis, en guantes de Michael Jackson con cifras millonarias.
El dictador ya no puede compartir con nadie este gran espejismo que es su vida, su gobierno y su imaginario país que se cree inventar. Obiang tiene siempre momentos de insensatez, pero esta vez, ha superado a sí mismo y se ha colocado por encima de las consideraciones previstas.
Nunca sabía yo que una entrevista podía hacer tanto daño. Obiang tiene miedo, pero su miedo descansa en el miedo del pueblo. Pero, ya empiezan a pasar muchas cosas en Guinea Ecuatorial, sobre este miedo; a la espera de que algún líder tome las riendas y que le siga el pueblo. Ese pueblo ya está harto, incluso con ganas de resarcimiento. Hay muchas voces que empiezan a sonar en público. Obiang ha perdido todo, con el asunto Teodorín, la oposición debe hurgar, para recabar apoyos necesarios para que la justicia y la razón llega lo antes posible en nuestro pueblo.
El periodista lee perfectamente el pensamiento de todos los guineanos, los del gobierno y los que no lo son; y ha trazado un camino que ya debemos transitar sin miedo. Obiang está agotado y no hay que dejarle respirar. Su mayor suplicio, en estos momentos, tiene que pasar por demostrar incuestionablemente lo muy dictador que es. Esto le agota y le desgasta, ya lo hemos visto con esta batería de preguntas del periodista de la BBC y no hay tregua, no hay que dormir en los laureles, ni vacaciones ni suspiros, hay que seguir publicando todas las rarezas que pasan en Guinea Ecuatorial. Ayer me decía un colega de Bata, en el Bar Central, que Obiang está herido y no es momento de dejarle respirar.
Fuente: reflexiones