La mayoría de los asuntos de interés que se plantean entre los guineanos, acaban convirtiéndose en cachondeo. El cachondeo en el que se quiere convertir el Dialogo Nacional Vinculante, invita a una reflexión, acerca de los conceptos tan distintos como competencia por un lado, y la incompetencia, por otro; las propuestas, por un lado, y el inmovilismo, por otro; el compromiso, por un lado, y el oportunismo, por otro. Ahora que estamos hablando continuamente día si y día no, del diálogo con el régimen de Malabo, con el objeto de convertirlo en objetivos pseudo-oposición, conviene echar una pensada. No sobre los muchos miedos que manifiestan determinados grupos y líderes políticos, sino el nivel de incompetencia que muchos opositores demuestran día a día.


La eterna oposición en el exilio airada, confundida y envalentonada, la cual parece consumir su tiempo político en dolerse de su falta de credibilidad, del chollo de quedarse en el exilio político, no se ha dado cuenta de que el inminente retorno de algunos opositores a Guinea Ecuatorial, supone anulación de estatus de asilado que les ampara y les protege en los países que les acogen. Pero no pasa nada.

La incompetencia que se desparrama, no es motivo de discusión, ni siquiera de dolor. Pueden algunos marcharse a Guinea Ecuatorial y otros quedarse en esa magnifica ciénaga dorada, aquí paz y allá gloria.

Sus últimas ocurrencias son de tipo “no se puede dialogar con la dictadura”, ¿Entonces, si habláis con los que os hablan, qué merito tenéis? “este manifiesto no es bueno, el nuestro va a ser mejor”, “tranquilos que estamos en ello” eso dicen políticos de la parusía escatológica. Si no PUEDEN, por las circunstancias que sean, que no les quede culpar a los que SI PUEDEN. La maniobra de los que gozan de un alto nivel de incompetencia, suele ser que en cuanto algo sale mal, echan la culpa a los demás. Y ya sabemos a quién o a quiénes irán dirigidos los dardos.


Treinta y tres años, aún no han servido para que muchos guineanos sean capaces de ver a uno, dos, tres o muchos incompetentes a dos palmos de sus narices. Pues, hermanos míos, muchos incompetentes están aflojando la cuerda y debilitan cualquier tipo de iniciativa y nos asiste la responsabilidad de pedirles que fumiguen sus mentes y sus miradas, que sean capaces aglutinar fuerzas.


Fuente: reflexiones

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