No seré yo quien ignore si este es un fin de ciclo político de la Dictadura de Guinea Ecuatorial. Antes de que se abalancen sobre mí las hienas envalentonadas. Pido una lectura sapiencial a lo que escribo, me he dado cuenta que muchos leen mal y critican fatal. Dicho esto, tengo razones evidentes que, en forma de percepción particular, me empujan a pensar en la escasa o nulas posibilidades de que permanezca la dictadura en un futuro no lejano. El futuro es siempre incierto, claro que si. Pero la memoria me pide confianza. Si partimos que la dictadura la sufren todos, incluido los mismos que durante años han mantenido este oprobioso modo de gobernar, es lógico concluir que tantos años con lo mismo, CANSA. Todos están cansados con la dictadura, incluido el mismo Teodoro Obiang Nguema.

No es ningún descubrimiento afirmar que Teodoro Obiang Nguema está cansado con lo que él mismo instaló en 1979 y que ya no controla en 2014. Este mundo cambia y lo hace de forma vertiginosa, de modo que 1992, fecha en que Obiang hizo un amago de Decreto Ley, no es 2014. No hay que quedarse aferrado en los caprichos de 1992, estamos en 2014. Un dictador que en 1992 vislumbraba un paisaje inminente de petróleo, no es el mismo que en 2014 tiene ya las explotaciones petrolíferas casi rematadas y que se ha hecho un caprichoso multimillonario. Este dictador tenía veinte años menos que los que hoy tiene y su futuro natural se está acortando. Y en los últimos 15 años, el dictador ha subscrito innumerables acuerdos, convenios, pactos que piden su exigencia. Ha dilapidado cantidades millonarias para lavar la destartalada imagen de la dictadura; no ha parado de invitar a inversores del mundo mundial para que vayan a invertir en Guinea Ecuatorial. Y aunque parezca contradictorio, el socialista Moratinos, que tanto hemos llenado páginas de críticas, es uno de los que asesoran a Obiang a ir abriendo, de par en par, las puertas de la democracia. Las exigencias americanas y francesas en varios formatos denuncias están allí sobre la mesa, las denuncias de la oposición son razones que invitan a pensar mas en el efecto del diálogo que en la expectación que causa el azar.

El diálogo se habrá de producirse, con toda seguridad, allá por noviembre, pero de hoy hasta esa fecha media todavía un camino de incertidumbres en el que nadie puede asegurar cuál será el resultado final; el mismo incertidumbre que ha causado el decreto ley, si no en todo, al menos en algunos de sus párrafos. Los hay quienes piensan que Obiang y la oposición verdadera del país (CPDS) dan sensación de caminar con el trote equivocado, que hagan lo que hagan, van de charco en charco. Yo, por el contrario, pienso que no. Y pienso que la suerte está echada, que está surgiendo algo nuevo que hay prestar atención. Hay quien critica el Decreto Ley, pero en mi opinión es lo único que el gobierno podía sacar en estos momentos, teniendo en cuenta la razón de urgencia del Dialogo Nacional. Si en el futuro se quiera ratificar, derogar o modificar, cosa que estaría bien, es asunto del parlamento guineano. No es eso lo que más me pide el cuerpo escribir este suelto, sino la necesidad perentoria que se aprecia en este momento de ir empujando la dictadura hacía el precipicio y que no se debe desaprovechar.

Si el gobierno presta al esperpento de siempre, y los opositores exiliados atienden a la perturbación angustiosa por el riesgo imaginario del daño que les provocará la dictadura, la oposición verdadera, la que está aquí en Guinea Ecuatorial, esta que remanga día si y otro también la camisa y se enfrenta a la dictadura debería sentarse y evaluar las posturas. De aquí a noviembre se debe exprimir la chistera y vaciarla de fecundas chorradas que tanto manejan muchas parroquias, que por suerte, cada vez más menguadas. Hay que recuperar el paso sensato de la política para no oscurecer y volver a hipotecar este momento.

Allí creo yo que CPDS debe jugar ese papel que ha venido reivindicando durante años con un trabajo callado y a veces incomprendido. Con la convicción de que, nunca faltará esa masa crítica que entretienen a la audiencia, aquellos que continuamente se hacen de novia enfadada y pasan los días con cara de cobre entristecido, son tan necesarios ellos como las ideas que manejan. CPDS debe seguir intentándolo con iniciativas como la que tenemos entre manos.




Fuente: Opinión

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