EL IMPERIO DEL ORO NEGRO


Algunos ”halcones” norteamericanos consideran al petróleo africano una alternativa estratégica frente al petróleo del Golfo. La realidad no es tan clara.


Africa no tiene nada que ganar en la guerra contra Iraq. Incluso si el conflicto terminase rápidamente, los efectos de un incremento de los precios del petróleo y un relanzamiento del comercio, de la inversión y de la ayuda humanitaria dirigida hacia Oriente Medio van a pesar aún más este año sobre el débil crecimiento de Africa. Sin embargo, los productores de petróleo africano, en especial Angola, Guinea Ecuatorial y Nigeria, esperan beneficiarse de unos precios más altos y del aumento de la competencia internacional en este ámbito. La realidad debe atemperar tales esperanzas. La mayor parte de la producción africana es cara si se la compara con la de los yacimientos petroleros iraquíes, cuyos costes de producción podrían descender hasta dos dólares el barril si los dos mil pozos de petróleo iraquíes sobreviven a la guerra. Por el contrario, si el gobierno de Sadam Hussein incendia los pozos el precio del petróleo podría subir aún más.

La guerra, la crudeza de este último invierno en Norteamérica, el parón nuclear en Japón y los riesgos políticos en Venezuela han producido el ascenso a corto plazo de los precios del petróleo. Aumenta la inquietud en lo que hace a Nigeria donde la violencia política ante las elecciones presidenciales del próximo mes podría interrumpir la producción petrolera.


Los estrategas norteamericanos quieren debilitar a la OPEP y asegurar el dólar americano como primera moneda de cambio en el mercado del petróleo. Son también partidarios de hacer nuevas inversiones en el sector del petróleo y del gas africano.


Estas ideas están en el ánimo de los neoconservadores de Washington. Grupos de reflexión como el Institute for Advanced Strategic and Political Studies y el US African Oil Policy Initiative Group, cercanos a los intereses israelíes, están entusiasmados ante las perspectivas petroleras del Golfo de Guinea que permitirían reducir la dependencia respecto al petróleo del Oriente Medio y, sobre todo del primer exportador mundial, la Arabia Saudita. Se considera al mismo tiempo al reino saudita, vulnerable a un golpe de estado islamista y tierra de asilo para muchos proveedores de fondos del terrorismo islámico, y estas ideas van más allá del ámbito de los neoconservadores. Se cree que los estados africanos productores de petróleo tienen un papel importante que jugar en un mercado mundial de la energía en mutación, lo mismo que los productores de Rusia, de la región del Caspio y de Africa del Norte. Pero dar un papel estratégico clave a los productores oeste-africanos, de Angola a Marruecos, sería exagerado.


En el este, Sudan tiene un potencial considerable, pero su desarrollo queda limitado por la guerra, por la distancia entre los pozos y el mar y por la capacidad financiera de las compañías implicadas. La compañía sueca Lundin Petroleum, cuyos trabajos en el bloque 5A están ahora suspendidos debido a los combates que se desarrollan en la región, ha declarado que buscaría compartir los costes consiguiendo nuevos socios una vez que se reanuden sus trabajos. Las empresas más importantes con actividades en el sur del Sudan son la compañía nacional hindú Oil and Natural Gas Corporation Limited (ONGC) que ha rescatado la concesión de la Canadian Talisman; la China National Petroleum Corporation (CNCP) y la Malaisien Petronas. Todos tienen un interés estratégico a la vez que comercial. Los Estados Unidos están particularmente inquietos por esta primera incursión seria de China en el sector del petróleo africano. Por otra parte, los gigantes americanos y europeos, más sensibles a las campañas en favor de los derechos humanos y a las argumentaciones de los ecologistas tendrán más dificultades que las empresas asiáticas para implantarse en Sudan, hasta tanto no se imponga la paz.


Los datos de la producción de Nigeria, uno de los miembros importantes de la OPEP, están por debajo de la cuarta parte de la producción saudí, que alcanza los 9,4 millones de barriles/día. Desde ahora hasta el 2010, Nigeria piensa hacer subir su producción hasta los 3,2 barriles/día. La producción de Iraq, el segundo país de la OPEP por la magnitud de su producción, podría alcanzar los 3,5 millones de barriles/día un año después del final de las hostilidades. Los nuevos productores como Guinea Ecuatorial y, tal vez, Sao Tomé y Príncipe no carecen de potencial pero su tamaño es pequeño medido a escala mundial. Angola está desarrollando su producción offshore. TotalFinaElf con su yacimiento Girassol produce, a partir de ahora, de 190.000 a 200.000 barriles/día. A partir de enero, Angola sustituirá a la Arabia Saudí en tanto que primer proveedor de bruto para el mercado chino. El año último, las exportaciones de Africa del Oeste han supuesto más de un cuarto de las importaciones chinas. En el 2001, China no había importado una sola gota de crudo procedente de esta región.


Los neoconservadores contra la OPEP


La baza más importante de los productores africanos ante los neoconservadores que ocupan el poder en Washington es, quizás, su capacidad de debilitar a la OPEP permaneciendo al margen de la misma y aumentando su producción. Los tres productores africanos más importantes, Argelia, Libia y Nigeria, son miembros de la OPEP. Varios de los productores de segundo nivel como Angola, Camerún y Guinea Ecuatorial, no lo son. Los dirigentes norteamericanos que intentan desmantelar la OPEP, valoran a Nigeria como su punto más débil y cuentan con numerosas simpatías entre los responsables nigerianos que creen injusta la cuota de su país (2,2 millones de barriles/día), frente a la de la Arabia Saudí que, con una población siete veces menor, dispone de una cuota cuatro veces más alta. El momento decisivo se dará cuando los programas de expansión de Nigeria se aceleren y cuando la OPEP tenga que responder a sus demandas de una cuota más alta, ligada a la expansión de su población. Mientras tanto, Abasanjo y su consejero para los temas del petróleo, el antiguo ministro del petróleo y ex-secretario general de la OPEP, Rilwanu Lukman, siguen siendo fervientes partidarios de esta organización.


Aunque los neoconservadores norteamericanos quieran ver el fin de la OPEP, esta organización con sede en Austria, podría salir del conflicto en mejores condiciones que otras, incluidas las propias Naciones Unidas. Iraq ocupa el segundo puesto dentro de la OPEP en lo que hace a sus reservas y su permanencia en el seno de esta organización podría ayudar a un futuro gobierno iraquí a adquirir estabilidad y credibilidad.


Los neoconservadores de Washington quieren también que el dólar se mantenga como moneda de cambio en el mercado del petróleo. Algunos economistas han afirmado recientemente que una expansión del euro en las transacciones petroleras podría amenazar la hegemonía del dólar. En 2001, el presidente Saddam Hussein contrarió a los Estados Unidos al pasar del dólar al euro en tanto que moneda principal en estas transacciones. Irán, que junto con Iraq y Corea del Norte, forma parte del ”eje del mal” definido por el equipo de George W. Bush, estudia la posibilidad de hacerse pagar sus exportaciones a Europa en euros y no en dólares.


En este momento se trata de una decisión fundamentalmente política (aunque el régimen de Saddam Hussein haya obtenido importantes beneficios gracias a la apreciación del euro frente al dólar) y encuentra justificación en el terreno comercial con la futura ampliación de Europa y la adopción del euro como moneda por los nuevos estados miembros.


El interés de Estados Unidos en diversificar su aprovisionamiento fuera del Golfo Pérsico ha desatado especulaciones según las cuales Washington podría establecer una base militar para controlar el Golfo de Guinea, probablemente en Sao Tomé y Príncipe. Esta idea se ha visto reforzada ante la forma en la Bush corteja a Fradique de Meneres, que ha intentado favorecer los intereses americanos contra Nigeria, al querer maximizar su cuota petrolera en la Joint Developpment Zone creada por ambos estados. Las especulaciones han aumentado el año último tras las visitas del Secretario de Estado adjunto encargado de los Asuntos Africanos, Walter Kansteiner III y del jefe del comando americano-europeo (Eucom), el general Carlton Fulford.


Las informaciones según las cuales estaría prevista la creación de una nueva comandancia unificada, destinada a Africa y paralela a la Eucom, no se han visto confirmadas. Las demás comandancias americanas son hostiles a un nuevo reparto de sus presupuestos, en especial para servir a una región que consideran marginal para sus operaciones. Entre los que se oponen está el Central Command (Centcom) del general Tommy Franks, cuyo sector incluye a Marruecos, el Cuerno de Africa y el Golfo. Las tropas del Centcom estacionadas en Yibutí y en los barcos de la flota del Océano Indico vigilan la actividad islamista en el Cuerno de Africa en el marco de las operaciones de la ”guerra contra el terrorismo”.


Las declaraciones de Kansteiner, que excluyó el año pasado la creación de bases permanentes en Sao Tomé ” o en cualquier otro sitio del Africa Central u Occidental”, fueron bien valoradas por las potencias regionales, Angola y Nigeria. Estos dos Estados necesitan inversiones importantes para explotar sus reservas de gas y sus yacimientos offshore en aguas profundas, y esperan aprovechar el nuevo interés que demuestran los Estados Unidos por sus hidrocarburos – aunque ello pueda estorbar los esfuerzos para desarrollar sus propias redes de influencia entre los pequeños estados del Golfo de Guinea.


(Artículo aparecido en la publicación inglesa Africa Confidential (Miramoor Publications Ltd), en su número 423 correspondiente al 24 de marzo de 2003). La traducción es nuestra hecha a partir de la versión francesa que publica Indigo Publications.


ASODEGUE, 27 de marzo de 2003














Fuente: ASODEGUE

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