Entiendo que la semana es carne sabrosa para comentar el tema de los Separatistas bubis; entiendo, también que no ajustarse a este asuntito que todos debaten con premonitoria impostura y que es fundamentalmente analizar las estupefacientes bellaquería de Riochi y tres más, podría parecer hasta un intento de desmarcarse de una obligación natural: defender con toda crudeza a mi etnia fang y a mí mismo, por el dislate histórico que ponen en danza los separatistas bubis. Tienen sus derechos para disentir de mis análisis, faltaría más, pero que admitan que yo también lo estoy a disentir de sus postulados filoterroristas. Paz aquí y allá Gloria.
Soy consciente que en toda situación de tensión siempre debe haber alguien en el remanente que no anda con disfraces, ni utiliza eufemismos para decir lo que hay que decir; si eso se lo permiten algunos fang, lo siento, yo no. Estarán aturdidos y molestos algunos bubis o todos; lo siento, lo siento y lo siento mucho; pero soy fang del interior, no he vivido ni en Malabo, ni Luba ni he visitado esa isleta, ni he compartido nada con los bubis, ellos están allá en su Isla y yo en mi Continente. Las veces que visito Malabo para temas de trabajo, me parece la ciudad liviana y crujiente; disfrazada de bribonadas. Y eso que voy a empezar a responder a los merluzos bubis separatistas que se lamentan del cansancio de tener que estar todos los días demostrando que Bioko es lo mismo que Bubis. Y siempre a unos cuantos les sobreviene un ataque de patriotería, y sobre todo cuando van al catre con sus consortes creyendo que interesan más de lo que interesan.
Un cuerpo recortado le pide a cada uno de este minúsculo grupo, que corten de raíz ese gran espejismo de bubis en el país de la maravillas que estarán edificando en ese papiro frágil. Su propia sustancia es tan merengue como su esencia. Pero, por encima de estas consideraciones, estos tíos tienen momentos de seso y saben que los Fang, como Crispín Mba, que no es político ni gaitas, se defiende y defenderá, con toda la fuerza y vigor contra cualquier explosivo que me haga papillas, venga de donde venga. Entiendo que, si alguien se queja de los Fang que lo afanaron no sé qué, pues que lleve a los tribunales a los que le quitaron lo que le quitaron. Digo eso, porque empieza a pasar cosas en eso de Bubis-Fang; voces discordante en privado que comienzan a vislumbrar en público y no precisamente por que sean anti-bubis. Pero no se preocupen, no pienso que muchos fang estarían buscando parejas de baile entre los bubis separatistas.
Esta entrega, como ven, no es para responder al giraldilla que me envía un suelto en Guinea.net, pidiéndome argumentos que contrarrestan los filoterroristas, como si fuese yo otro filoterrorista; o algún que otro que me envía cositas en Facebook; advierto que soy bocazas y puedo decir cosas que hierren para quienes tienen una masa cerebélica separatista. Me tomaré esa molestia para responderle a este giraldilla en su infame escrito xenófobo, que tiene más postulados xenófobos que democráticos; advierto que voy a seguir publicando mis artículos contra el chantaje, el fascismo, el terrorismo, la dictadura, y esas rozaduras de paranoias. No sé por qué algunos se ensañan contra mi, deberían entender, como entiendo que la critica es libre. Si quieren criticarme, que lo hagan, pero advierto que me sé defender. Bueno en cualquier caso, no espero mucho de una pandilla de reaccionarios sin más norte que la entrega de pies y manos a la mentira: esa nación y raza pura que se inventan en la isleta de Fernando Poo. No obstante da pena ver individuos de pasado homologables de cómo se les secuestran una alucinación que parece ser colectiva, eso si, caben en un berlingo como mucho, que no sería nada considerable de no ser por esa incitación a la violencia que llaman a la puerta. En virtud de esta melancolía, se inventan una nación que nunca existió, y más encima que somos los Fang los culpables de esta visión historicida de la realidad. Siempre lo digo, y en este caso lo vuelvo a repetir, los Fang tienen que andar con tiestos, muchas mentiras en razón de ser repetidas acaban siendo creídas. La experiencia nos dice que el separatismo deja más lodos que glorias, acaban incluso haciendo que todo pase por el estrecho margen del duodeno.
Tonterías deben ir aparte, porque se está viendo individuos que tienen vergüenza al sol, no sólo eso, sino que quieren que yo Crispín Mbar pierda un elemental sentido común: el que hace que se llame a las cosas por su nombre. Para que ningún mezquino estratega y historiadores torticeros, por no llamarlos con otro nombre, acaban ganando terreno a la razón.
Seguiré en breve
Fuente: reflexiones