“Otra saeta infumable” siempre les recuerdo que no tengo estudios, por tanto no conozco Rusia, aunque me consta que allí hubo ilustres pedagogos de talla mundial como Makarenko, Ivan Illich y grandes inventores como Ígor Sikorski, Zvorikin o Alexánder Poniátov, ni soy del gobierno, como agustinito Nze o celestinito Bacale, Conozco España; admiro la calidad intelectual de los que se forman allá. Aprendo todo aquí en pueblo (distrito Federal de Centro-Sur). Lo mío es un incontrolable libertad de expresión. Si piensa lo contrario de mi, ya debería ir abandonando la lectura de este artículillo.
El caso es de estos jueces franceses contra Teodoro Nguema, que ya me enrrabientan. Es un tema que he sorteado como quien sortea un obús que le encara por toda la cara. Pero no hay manera. Así que, comienzo las incursiones en este tema. Y lo hago con manifiesta rabia, expresado con furia que se siente uno, por tanto cinismo. Los jueces, estos franceses que elaboran las imputaciones contra el muchacho del pelo engominado, han permitido que este secundario viaje a Rusia sin ser intervenido. Al igual que ellos, muchos de los que se benefician de petróleo con las vasijas llenas, dirigen su acción exclusivamente a incriminar a uno de tantos hijos ladrones que ha generado el dios de Guinea Ecuatorial. Mientras muchos de sus hijos y muchos de su tropa, son los que causan todos los males en Guinea Ecuatorial, incluso de los que aún no han ocurrido, y que estos mismos pasean con asiduidad por Madrid, Londres, Paris, Nueva York, sin que nadie, absolutamente nadie, les exija responsabilidad. Saben que son delincuentes, saben también el origen de sus actos delictivos. Y no sólo eso, sino que saben que realizan un lavado de dinero. Lo saben todo, pero prefieren no actuar.
Hace pocos días conocí la inquietud de un alto miembro del PDGE, que él mismo denominó como “Síndrome Gabriel” y que se trata de la simpatía explícita que despierta este chico, Gabriel Mbega Obiang, entre americanos, chinos, occidentales, etc., al que ven como mejor sucesor del padre, para agotar el residuo petrolero que todavía queda en estos lares. Sin que nadie cuestione que eso no es un reinado. Este síndrome no es nuevo, lo hemos visto en Congo, en Gabón, y otros países africanos muy “manejables”. No soy quien para aconsejar nada, pero me atrevería a suplicarles que sacudan este cinismo, y que actúen contra todos estos ladrones. Todos lo son, no lo digo yo, hablan las estadísticas por si solas del record que tiene cada quisque.
No estoy diciendo nada nuevo, que quede claro. Muchos de estos idiotas occidentales, y un sin fin de “gamberros”, se han dejado a la dictadura y a su hijo hacer el “gilipollas” con sus Castillos en Occidente y sus autos de lujo y dinerito lavado. Todos les han agasajado o les han aguantado, todos; nadie puede jactarse de haber evitado su participación. Los idiotas occidentales le consideraban como un friqui africano, del que se sonreía las gracias cada vez que hacía una gilipollez. Los mismo que ahora pasan embargándole coches, aviones, palacios y un sin fin de artículos robados, meses, años atrás le acompañaban en sus compras y le aguantaban las tonterías del azabache enriquecido. Así es la vida, y así es de puñetero la política occidental.
Hoy enfrascado en manos de una justicia, que tampoco son, precisamente un vaso de agua clara, nadie le va a lamentarse. El vicepresidente segundo es un amasijo de problemas para su padre y para Guinea Ecuatorial. Mientras unos cuantos jueces persiguen a uno, otros miran complaciente o comprensivamente a otros de la misma traza que él y están haciendo lo mismo, a mayor sufrimiento y tortura del Pueblo de Guinea Ecuatorial.
Hay muchos idiotas occidentales: lo siento, no puedo disimularlo, le pese a quien le pese, los hay, y a montonazos. Estos que ponen los ojos en blanco a medida que esos “gamberros” pasean por sus ciudades comprando casas, derrochando millones en compras superfluas, sabiendo que este dinero procede del erario público guineano. ¿Qué ciudad Europea no ha recibido la visita de esos “ricos” funcionarios guineanos? Ninguna. Estos compran una alfombras en Amberes y después van a Minnesota para comprar una simple bombilla de cromo; llegan a Madrid para alquilar los servicios de unos decoradores para su casa de Malabo 2. Nadie pregunta cómo ni dónde sacan tanto dinero para tanto filigranas.
Estos idiotas occidentales miran siempre para otro lado. Son los mismos que le tocaban las partes blandas al rijoso chalado, cuando éste visitaba Avenue Montaigne, las Galerías Lafayette de París y le ayudaban a visitar The House of Bijan en Beverly Hill para sus caprichos. Muchos de estos embusteros y manipuladores demostraron simpatía a este tocado.
¿Por qué de tanto cinismo? Mientras persiguen a uno, se está desvelando las sucias operaciones de otro hijos del dictador, al que ahora sienten simpatía; que pasea plácidamente por España, por Francia, por los Estados Unidos, sin que nadie le afea esa mala costumbre que tienen de esquilmar los bienes de todo un país. Esto del petróleo tiene mucha guasa, no quisiera traer aquí los infinitos maletines que transitan por el banco Santander. Todo está sabido. Ya nos gustaría que muriera de forma definitiva todos esos payasos que les ríen la gracia, como ha pasado con algunos.
Fuente: propia