George Floyd yace muerto con la rodilla de un policia aplastandole el cuello.

No es la primera vez que unos policías norteamericanos matan a un negro. De hecho es raro el trimestre en que no se producen asesinatos de negros a manos de policías o de civiles blancos. En Europa o en América.

En principio estos asesinos no suelen ser juzgados y cuando lo son, tras mucha presión, sufren penas livianas.
Todo ello envalentona a los que por extrañas razones se han propuesto matar a negros. Y así se reproduce el fenómeno.

Si un blanco está en un país africano, es el rey de la selva, por encima del que en Europa llaman el rey de la selva, el león, admirado por los blancos por ser un superdepredador y que raramente vive en la selva. Los aventureros blancos, en lugar de hacer sus aventuras en sus países de origen, van a Africa, a mostrar a los telespectadores que ellos, normalmente sin una carrera universitaria, son, a pesar de ello, superiores a los habitantes donde ellos van, Y si montan una ONG con monjas medioanalfabetas, la película perfecta está hecha: nuestras monjas ayudan a los negritos, los pobres.

Y si un blanco está en Europa, es el rey sobre otras razas que conviven en Europa con los reyes del mundo.
Vaya a donde vaya, el blanco quiere mandar... y ser superior. Esto hay que investigarlo ¿qué empuja esta conducta? Por supuesto nos estamos refiriendo al típico supremacista e incluso a una cierta mayoría que actúa sin ser conscientes de la anomalía de sus conductas racistas.

He estado estudiando los movimientos supremacistas nacidos en los años 1920 en Alemania, hasta los actuales movimientos nazis herederos de aquellos, pero ahora son globales, se extienden por Toda Europa, América del norte y del Sur. Y ahora el inferior ya no es el eslavo o el latino sino el negro.
Los árabes son odiados por los nazis, pero los nazis no les atribuyen ahora la inferioridad, sino otra desvirtud odiada por ellos: la traición... y la pereza. La inferioridad también parece subyacer cuando se demuestra que un país enano como Israel, tiene en ascuas a todo Oriente y les domina. No cuentan la realidad estas historias de la "superioridad" judia que ganó a Egipto, al Libano, a Jordania, a Irak, a Siria, a Arabia Saudita, etc. Es justamente la humillación de los israelíes y el dominio occidental lo que originó el problema de los grupos violentos radicales musulmanes que ha creado tanta inseguridad en el mundo. Israel está para demostrar en Oriente Medio quiénes mandan en el mundo.

El supremacismo está en España, en Francia, en Italia, en Austria, en Dinamarca, en UK, etc. etc. Ya no es cosa solo de Alemania.
Nunca he entendido que si yo me considero superior a alguien, quiera matar a ese alguien a pesar de mi supuesta superioridad. ¿Por qué los nazis "superiores" odian a los "inferiores" si éstos no tienen nada y son débiles? ¿Por qué el "superior" siente ansia por destruir al "inferior" cuando éste no le ha declarado la guerra? La respuesta lo deben saber los psicólogos y los siquiatras. En todo caso para mí es una enfermedad mental. Quiza es la anti-empatia social.

Ahora los chinos no son "engañados como chinos". Diríase que el poderío económico de China les ha liberado a los chinos de sufrir la violencia racial y el desprecio de los nazis americanos y europeos.

Por tanto la solución para los negros es fácil: basta desarrollarse económicamente para que la población negra de todo el mundo deje de sufrir los ataques de los supremacistas, que ahora incluye a chinos. Esta solución fácil es, sin embargo, difícil de llevarla a la práctica.

El desarrollo económico y por ende político de los pueblos africanos, traería la paz y el respeto para el hombre negro en cualquier parte del mundo. Por supuesto esa Africa debe erigirse en defensora de las personas negras puesto que de Africa salieron y, además, debe defender con ardor los Derechos Humanos de todas las personas, tras haber sufrido la trasgresión de esos derechos por tiempos inmemoriales.

Aunque sea débil, la Unión Africana debe llevar a la ONU el tema de la violencia contra los negros en América, buscando una resolución que condene tales actos y urgiendo a los países donde tales hechos se desarrollan, a que tomen medidas de acuerdo a estas resoluciones.