Combaten el olvido con información, ese arma de poder infinito. Es su misión, enterarse de las cosas que suceden en África y difundirlas, desempolvar la realidad de este continente y darlo a conocer sobrevolando los tópicos. Porque, cuentan María Jesús Izquierdo y Carmen Rodríguez, África no sólo es desolación, guerras y campos de refugiados, sino un continente con mucho que enseñarnos. «Su música, su cine, su forma de organizarse, sus valores».
«Si valoramos la vida a nivel económico, consideramos a los africanos pobres, sin embargo conservan grandes valores humanos que nosotros teníamos y hemos perdido, la solidaridad, acompañarse, estar juntos», concretan estas mujeres, que forman parte del Comité de Solidaridad con el África Negra, una organización con ramificaciones en once provincias españolas, entre ellas Cáceres, en donde surgió hace dieciséis años y en donde se imprime uno de sus principales altavoces, el boletín ´Umoya´, una publicación trimestral que disecciona las causas y los porqués de la situación en el continente. Recientemente han realizado distintos actos en la ciudad, una conferencia sobre el Congo que organizó el Foro Social y un ciclo de cine africano. Se ha mantenido un nivel de público aceptable, a juicio de estas dos mujeres, lo que hace pensar que el asunto interesa.
Todo surgió, tal y como explica Carmen, de una forma «improvisada». «Un grupo de amigas fueron a visitar a unas misioneras a la República Democrática del Congo y se dieron cuenta de la situación en la que vivía la gente del Congo y al llegar aquí pensaron que había que hacer algo, reunimos a un grupo de amigos y constituimos el Comité de Solidaridad junto con un grupo en Madrid y otro en Vitoria». Desde entonces han tratado de difundir noticias procedentes de fuentes alternativas a las habituales.
El país con el que el comité siente más identificado y cercano es el Congo, un verdadero polvorín en el centro de África, uno de los países más ricos en materias primas del continente, y que atesora el 80% del coltán, un mineral estratégico presente en todos los aparatos tecnológicos que nos rodean, incluidos los móviles. Angola, Mozambique o Camerún son otros de los países con los que se mantienen vínculos. «Los contactos empiezan a establecerse con la gente española que está en las misiones, pero luego vas contactando con gente de allí, que cada vez que vienen hacemos charlas con ellas», explica María Jesús, que forma parte del comité desde hace cuatro años y se enganchó con África desde su primer viaje a Mozambique al que siguió otro a Burkina Fasso, con la oenegé MPDL. «Las mujeres tienen un punto de elegancia innata, los niños tienen una sonrisa preciosa, ellos viven en la calle, venden cosas, ponen sus mercados, son muy creativos», explica.
Carmen, por su parte, ha estado en Angola y varias veces en el Congo y fue observadora en las elecciones del 2006 en la que, cuenta, el pueblo congoleño demostró sus ganas por que todo saliera bien. El pueblo, más allá de la órbita de los políticos. Esa misma sensación se llevó cuando en 2001 participó en una conferencia internacional sobre la paz junto a otras 1.500 personas, 300 de ellas europeas.
Tanto María Jesús como Carmen creen que el futuro del continente está en manos de las mujeres africanas. No es una afirmación oportunista. Conocen bien sistemas de organización como las ´tontinas´, un modo de financiación popular muy extendido por el oeste de África y que se basa en préstamo que se hacen con la única garantía de la palabra.
La organización está pivotada en la figura de los voluntarios, además de otros colaboradores. La red es amplia, y se ayuda del correo electrónico, ese elemento que ha acortado tantas distancias.
En Cáceres suelen realizar una actividad abierta al público una vez al año, aunque se reúnen periódicamente, acuden a congresos nacionales y participan en redes europeas de organizaciones que trabajan por África.
¿Vivimos de espalda a este continente tan cercano? «En nuestro país se ha vivido más de cara a América Latina, en África hay dificultades por la lengua, nuestras colonias eran Guinea Ecuatorial, que está olvidada a nivel ciudadano y el Sahara Occidental, que no se quiere hablar a niveles políticos, pero que tiene un gran apoyo del pueblo español», analiza Carmen.
Fuente: cnn
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