Por: Samuel Mbá Mombé, médico.

Un excolega de trabajo decía a su compatriota: “Pepe, no hagas el ridículo. Las chicas no te quieren porque eres guapo sino por tu dinero”. Esto extrapolado en el caso de Guinea Ecuatorial se diría al dictador Obiang que las potencias no le apoyan porque lo quieren sino por defender sus propios intereses y lo harán con cualquiera que venga después de él. La hipocresía de los gobernantes de los países llamados democráticos se hace cada vez más patente cuando no cesan de arropar a un régimen como el de Guinea Ecuatorial harto conocido por sus excesos en la violación no sólo sistemática sino y flagrante de los derechos más elementales de los ciudadanos guineo-ecuatorianos, amén del despilfarro también sistemático de las riquezas del país en beneficio propio y de su familia y como consecuencia de este despilfarro, la miseria y pobreza que azota la inmensa mayoría de la población condenada a soportar hasta que Dios quiera.

El discurso triunfalista del dictador Obiang tras los acontecimientos del 17 de febrero de este año expresando su gratitud a sus “amigos” que le ayudan a esquilmar la economía y las riquezas del país en detrimento de la mayoría de la población es un ridículo monumental. Si bien podemos admitir que el dictador Obiang cuenta con apoyos importantes de los países como Estados Unidos, Francia, España, de sus compinches presidentes africanos, también hay que admitir que esos apoyos se basan fundamentalmente en que Guinea Ecuatorial es hoy un río revuelto ganancia de los pescadores. El dictador también cuenta con el apoyo de grupos mafiosos que operan en todas partes y los utiliza para perpetrar asesinatos, secuestros e intimidaciones a los que se oponen a sus oscuros intereses. Son precisamente esos grupos mafiosos (como se ha señalado en otras declaraciones) que están detrás del dictador por moroso y ahora se pasa de víctima queriendo engañar al pueblo que Guinea Ecuatorial que está siendo codiciado por los países vecinos por sus riquezas cuando se sabe que todo esto son fábulas inventadas para desviar la atención del pueblo.

Los que creen en las mentiras de Obiang y le ayudan a seguir despilfarrando y robando al país, le están haciendo un flaco favor porque tarde o temprano se conocerá la verdad de lo que está pasando en nuestro país. Las democracias occidentales se declaran amigos de los dictadores como Obiang Nguema sólo para conservar sus intereses importándoles un bledo la miseria y pobreza del pueblo que reclama una vida digna y que le es posible gracias a las inmensas riquezas que la naturaleza nos ha regalado a todos los guineo-ecuatorianos y que Obiang y sus aliados externos e internos se han hecho suyas lo que hace previsible que sucesos como los del 17 de febrero seguirán sucediendo siempre y cuando que Obiang no se de cuenta de su nefasta gestión política a lo largo de los casi 30 años de poder absoluto y que para el bien de todos facilite la alternancia pacífica en el poder organizando unas elecciones libres y transparentes con la participación incondicional de todos los ciudadanos y que el pueblo elija sin coacción ni miedo a sus dirigentes. Que se abra un diálogo nacional donde todos tendremos algo que decir y que nos miremos en la cara. No se puede pedir a los guineanos mostrar el espíritu de patriotismo o nacionalismo cuando éstos están marginados y que no participan en los asuntos que le conciernen. El patriotismo no es sólo apoyar al régimen (que es lo que pretende el dictador) sino participar de manera libre en la vida política del país sin discriminación de ninguna clase. No es Obiang ni su régimen que son la Madre Patria sino Guinea Ecuatorial en su conjunto. Los guineanos no pueden defender a un régimen que los tiene abandonados a su suerte, que los tortura, que los mata, que los envía al exilio, que los explota despiadadamente y sin ninguna otra oportunidad que la de esperar la muerte en la miseria y pobreza mientras que el dictador y su familia se convierten en los dueños absolutos de la Hacienda Pública, propiedad de todos patriotas y nacionales guineanos.

Se ha escuchado las declaraciones de los llamados líderes políticos de la oposición representados o no en el Parlamento fantasma alguno de ellos evocando la pena de muerte para los asaltantes, otros felicitando a las Fuerzas Armadas y de la Seguridad del Estado por su “heroica” acción repelando el ataque. En una palabra, siguiendo el discurso oficial. Esta es política de avestruz. El Gobierno no ha informado nada a nadie ni lo hará porque todo lo concerniente a los dos ataques ya perpetrados en el país seguirá siendo materia reservada o secreto de Estado como queráis y si me equivoco, ¿qué se ha sabido realmente de los asaltos a los Bancos en Bata?

Estoy totalmente de acuerdo con los que apoyan la tesis de “arreglo de cuentas” entre Obiang y los grupos mafiosos por la sencilla razón de que el propio Obiang y no la investigación ha ofrecido 500.000 Fcfas a quien presente pruebas que puedan conducir a la detención de los atacantes y la recuperación del material bélico utilizado. Un día después, su hijísimo Teodorín Nguema Obiang en su calidad de Diputado en el Parlamento fantasma ha enviado una “Moción de Felicitación a las Fuerzas Armadas y de la Seguridad del Estado por su acción” y se une a su Padre ofreciendo él a su vez, 300.000 Fcfas. a toda persona que pueda presentar pruebas materiales de lo acontecido en la madrugada del 17 de febrero. Como se ve, es un asunto familiar donde padre e hijo ofrecen a los guineanos cuantiosas sumas de dinero que han ganado “honestamente” al servicio de Guinea Ecuatorial. Esta es una prueba fehaciente de las maniobras de Obiang a perpetuarse en el poder y cualquier artimaña le viene bien para seguir engañando a un pueblo que ha descubierto ya sus mentiras, su hipocresía y saqueo del que es objeto y si hasta ahora no se ha pronunciado públicamente no es por el miedo sino porque sabe que el fin de la dictadura ya está a la vuelta de esquina. Estas acciones como las de Bata y Malabo muestran a todas luces la vulnerabilidad del régimen. Un gigante con pie barro. La violencia genera violencia y nadie posee el monopolio de la violencia. Los guineanos estamos siendo violentados por unos violentos hace tres décadas y nadie se acuerda de nosotros y encima quieren que sigamos mostrando la otra mejilla para permitir al dictador seguir con su agosto y para que los Sarkozys, Zapateros o como se llamen sigan participando en el reparto del pastel mirando al otro lado o haciendo oídos sordos para no escuchar el grito de libertad del pueblo oprimido de Guinea Ecuatorial.

Lo que debería saber el pueblo de Guinea Ecuatorial es que cuando se levante todo cambiará y será el momento en que se dirá que no basta con rezar, hace falta muchas cosas para conseguir la paz que en nuestro país brilla por su total ausencia. Ni España, ni Francia, ni Estados Unidos nos traerán la paz. Los que piensan así están perdiendo el tiempo y son unos ilusos. Mientras esos países sigan participando en el saqueo de nuestras riquezas y teniendo al dictador Obiang como garante de sus intereses, no esperen ningún cambio a favor de nuestro pueblo. En los affaires no hay sentimientos.


Fuente: LD

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