Crispin y sus escritos infumables


Desde hace un tiempo vengo leyendo, con poca fortuna interpretativa, los escritos de este escribidor que se hace llamar Crispín, teniendo las más de las veces que abortar la lectura, ante su escaso valor, tanto como prosa estructurada como por su discurso lógico.

He dejado a medias la lectura de sus escritos, confiado en que algún lector habrá que hará esfuerzos por entenderle y quizá lo consiga. Siempre hay gente más inteligente que uno mismo y bien pudiera ser que uno de ellos comprendiera la prosa de Crispín. En tal caso, Crispín sería un genio al que muchos no entendemos lo que quiere decir.

Una de las muchas cosas que hemos observado entre los guineanos es la extraña conducta de aquellos que sin apenas formación en casi nada, han hecho ”estudios” en Rusia o tierras ignotas o en ninguna parte y luego se han dedicado a escribir en español sobre temas de todo tipo. Y no solo eso, han convencido a los dictadores que ellos son cuadros capaces de organizar el pais y han llevado el pais a la bancarrota como sociedad organizada, produciendo dolor y frustración a los guineanos.

Porque el fracaso de los dictadores, de los dos, no ha sido sólo en el orden político. También lo ha sido en el orden social y técnico. Los dictadores han montado un Estado con supuestos profesionales incapaces de entender los principios de un Estado moderno y los principios de la lógica cartesiana. Mandar detener a uno por ser el autor de la muerte a distancia mediante hechizo, es un indicio de que en Guinea la realidad mágica es la que conforma la Guinea real. Y todo ello gracias a los cuadros de las dictaduras. Esos que mezclan en un todo los verbos de Manrique y las estrofas de la internacional, para parecerse a eruditos.

Hemos estado así dirigidos por mediocres y por idiotas. Y muchos de ellos siguen siendo incapaces de concluir que parecer no es lo mismo que ser.
Generales analfabetos, falsos médicos, falsos periodistas, falsos abogados y falsos jefes de Estado.

Y por supuesto un falso Estado como corolario de todo lo anterior. Porque Guinea, aunque parezca un Estado, no lo es. Guinea es una dictadura aunque parezca una democracia porque hay unos eventos que llaman elecciones, que parecen serlo pero no lo son. Y aqui es donde nuestro hombre queda atrapado en su farsa. Crispin, nuestro escribidor, es un farsante que distrae y que produce mayormente falsedades.


Observar si algo es o no es, solo ha de hacerse desde el análisis de la sustancia que lo conforma. Eso, en otros términos sería investigar si algo tiene los elementos que lo caracterizan y si funciona como tal, en la superficie y en la profundidad, en su ánima y en su materia.

Nuestro ”ilustrado” Crispín escribe en la introducción de su última entrega:

”En Guinea Ecuatorial ventosea, ese viento de reparto de lágrimas, de búsqueda de consuelo y de auxilio, ese viento tan propio nuestro que cada día zarandea nuestra democracia y nuestra independencia cultural, y las esperanzas de quienes trabajan a destajo todo un mes y descansan un año...”

Si vamos al diccionario, descubrimos que ventosear, aunque parezca tener como origen la palabra viento, significa ”expeler del cuerpo los gases intestinales”, es decir, significa llanamante ”echar pedos”.

Podriamos, en un esfuerzo titánico por entender este párrafo, concluir que nuestro hombre quiere decir que los pedos en Guinea abundan como forma de reparto de lágrimas, de consuelo y de auxilio, pedos propios de Guinea que son de tal fuerza que ”razandean nuestra democracia”. Otros pueden buscar cualquier otro significado de este parrafo y cualquiera de esos significados serían lícito...porque la frase no significa absolutamente nada.

Pero lo que nos hace ver el fondo de lo que es nuestro Crispín, es la expresión ”nuestra democracia” que se halla en ese párrafo de aparente barroco de su introducción.

Para Crispin, en Guinea tenemos una democracia y una independencia cultural que hay que preservar. Lo de la independencia cultural mejor lo vamos a dejar por ahora, no sin antes preguntarnos qué demonios es independencia cultural.

No voy a pararme en muchos detalles que incitan al rechazo del escrito de Crispín. Solo quiero enfatizar algunos aspectos engañosos de su discurso, algunos de ellos abordados en su último escrito.

Primero que todo, quiero afirmar que es perfectamente lícito cualquier intento por construir una realidad en Guinea que parta de supuestos realistas y afines al pensamiento humano. Y sobre todo que parta de la historia y de la ciencia y de la civilización.
Y es que la historia de Guinea es muy corta. Y su realidad es confusa.

La historia de Guinea, de lo que hoy llamamos Guinea, no tiene 50 años todavia. Antes de eso nos encontramos con la historia de España. Porque la historia de muchas supuestas realidades africanas, aquellas que se basan en el Tratado de Berlin o en el Tratado de Paris o en el Tratado de san Ildelfonso, es en realidad la historia de Europa que se prolonga en Africa. La historia de los pueblos africanos, en cambio, es tan antigua como la humanidad. Y digo pueblos y no Estados. Puede hablarse de la historia del pueblo fang, uno de los componentes de la moderna realidad llamada Guinea.

Decir que Guinea es algo fuera de la realidad de España es un grave error. Repito que la realidad bubi, fang, ndowe, etc. tiene su propia esencia que podría tener un marco o espacio de desarrollo fuera de la realidad de España. Y eso con ciertas reservas. Guinea es algo más que lo fang o lo ndowe. Trasciende esas realidades y nace de un cruce de historias donde España y Europa imponen su impronta.

Decir por tanto que Guinea es el resultado de la historia de España no es denigrante para los guineanos. Porque es lo correcto. Y la verdad nunca puede ser denigrante.

Todos los pueblos, hoy en dia están organizados como Estados, porque Europa no conoce otra realidad organizativa social con la que pueda mantener una relación, que no sea el Estado. Y los Estados se organizan con leyes y con instituciones. Siempre, esas instituciones y esas leyes, incluyendo la primera que enmarca a las demás, siguen unos patrones que conforman lo que se conoce como modelos de Estado, si bien cada uno tiene unos elementos moduladores que son los que lo hacen específico. La monarquia japonesa está imbricada en un modelo de Estado de Democracia parlamentaria. Y no por eso se puede concluir que Japón sea una imitación del sistema inglés y carece por tanto de idiosincracia propia.

Aquellos que hablan de una historia de Guinea separada de la española y reclaman con ahinco unas formas de gobierno propias, son sospechosos. Y no porque Guinea no deba ser algo propio o no, sino porque rezuman los mismos olores que desprende la pertinaz dictadura que pretende hacer una ”democracia a la ecuatorguineana”, ensayos democráticos y repulsas a las ideas importadas.

Vamos a dejar a España donde está. Y vamos a crear espacios de libertad y de desarrollo para el guineano, no importa si es una imitación de la democracia marciana o de la democracia murciana. Cuando el guineano sea de verdad libre y tenga que escoger un modelo organizativo de convivencia con otros guineanos o africanos, no habrá sorpresas: será una democracia sin adjetivos idiosincráticos. Donde todos y todas, de cualquier raza y pensamiento, se encuentren a gusto.

Crispín y otros que creen conocer España tanto, no estan en condiciones de dar lecciones a nadie. Vivir en España no es comulgar con la entulsticia de algunos de sus dirigentes, lo mismo que aquellos que viven en Guinea no comulgan necesariamente con la entulsticia de los gobernantes dictadores de Guinea.

La dictadura guineana no es genuinamente africana. No tiene nada de bubi ni de fang ni de ndowe. Nuestros antepasados no tenían dictaduras asesinas y expoliadoras. Es una burda imitación de dictaduras occidentales como la franquista, en una de cuyas academias militares recibió una tenue formación un torpe cadete que con el tiempo logró apartar a todos del camino...y hacerse con el poder...bajo los auspicios de la España democrática.

A pesar de ellos no hemos encontrado ni un solo escrito de Crispin atacando al dictador Obiang por su torpe imitación ”adopcionista” del franquismo. Hasta ahora sus escritos infumables se dedican a cocinar verbos sin sentido, aderezados de prosa retórica dificil de digerir, que lleva siempre, eso sí, estúpidas críticas a la oposición carentes de fundamento. A la oposicion sobre todo intelectual, a la creativa y creadora.

Un ejercicio malévolo y vomitivo. Se prologa el trabajo con endecasílabos sin sentido, imitando a la buena prosa y se termina desautorizando a la oposicion sin aportar los fundamentos del discurso. Llamar imitadores a la gente sin decir por qué es malo imitar y qué se imita, es la forma tipica del dislate permanente que cometen esos que llevan casi medio siglo destruyendo al pais con sus torpezas y maldades.
No.

No hemos oido ni una sola frase lógica sobre las maldades de la federación, idea que se achaca al proyecto CEIBA. Crispín solo dice que ”es un presupuesto sin pies ni cabeza”. Y de nuevo trae las palabras de Nze Abuy para reclamar una especificidad que no presenta ni fundamenta.

¿Como sería un sistema político propiamente guineano?. ¿Qué es lo propiamenmte guineano aparte de esta dictadura que ya dura demasiado?.

Se hace camino al andar. Guinea será lo que proyecten sus hijos buenos por el bien de sus hijos. Es probable incluso que si este fuera el objetivo, alcanzar el bien de sus pobladores y no otra entelequia engañosa, nos podemos encontra que dentro de 50 años, lo que conocemos actualmente como Guinea habrá dejado de existir, para ser sustituda por otra realidad más conforme al desarrollo de sus habitantes, los de entonces. Hace 100 años no existía una República de Guinea Ecuatorial, pero existian pueblos africanos viviendo en esas tierras. Lo importante son siempre los pueblos y las personas.

La provincia del Litoral que Crispin pone en unos de sus ejemplos, es un invento del dictador Obiang, al que sin embargo concede virtualidad nuestro escribidor. Da por bueno lo que son creaciones engañosas de la dictadura, pero rechaza su propia historia. Así se explica que escriba en un español rebuscado e incomprensible, por su afán de utilizar el idioma guineano.

Es la primera vez que me entero que el federalismo guineano existió y tuvo una corta historia.
Lo dicho, como todos los escritos de Crispín, éste último es una mezcla de frases infumables, ideas inconexas, falsedades, adoctrinamiento y campañas a favor de la dictaura camfladas. Yo creo que ya está bien.


Fuente: propia

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