Los padres de la pequeña república dictatorial de Guinea Ecuatorial, hemos despertado esta mañana con esta noticia: nuestros hijos finalizan el trimestre sin las calificaciones, la razón es que no hay boletines. Un boletín, es un cuadernillo o papeleta en que se anotan las calificaciones de un alumno.

Nos gustaría encontrar una piedra filosofal que nos ayude a interpretar este tabú de la dictadura guineana: que un país con una renta per capita, que iguala al de Reino Unido, y es superior al de España e Italia. Un país que produce al día mas de 500.000 barriles de petróleo y gas natural. Un país que construye una ciudad billonaria en Oyala. Un país que ha construido la ciudad de Sipopo gastando más de 5.000 millones de Euros. Un país que ha celebrado recientemente todas las cumbres de África y el pacífico, de los primeros ministros embajadores, de copas continentales de deportes, de megaconciertos musicales, de congresos; o sea de todo tipo de parafernalia habida y por haber para derrochar fondos del Estado. Este país se llama Guinea Ecuatorial, señores y está gobernado por Teodoro Obiang Nguema Mbasogo. Y es el tercer productor de petróleo en África subsahariana. Este país es exportador de madera, pesca, oro y cobalto. Y sólo tiene 700.000 hb, como lo oyen.

En este país falta muchísimas cosas, un 80% de su población viven por debajo de 2€/día. Y hoy nuestros hijos llegan al final del trimestre sin BOLETINES; un pedacito de papel para colocar las notas de los alumnos: los educadores no saben dónde colocar los resultados de las evaluaciones que han realizados a sus alumnos. ¡Pavor!

Este hecho, nos ha destapado el tabú que impedía emparejar a los ministros de la dictadura con una pandilla de trasnochados, imbéciles e idiotas (mientras no nos muestran lo contrario). Todos están infectados por la bacteria de la idiotez que les hace actuar de una manera tan mostrenco como esa que acabos de describir. Digan lo que digan, esos macacos no están en disposición de gobernar un país. Nadie puede hacerme creer que existe todavía alguien tan estúpido en esta dictadura, de pasar por alto el lugar donde registrar las notas de los alumnos.

Queremos centrarnos en la ministra de educación Dª María del Carmen Ekoro a cuyas espaldas recae toda la responsabilidad. Una ministra espantadiza y bajuna que sólo sabe teñirse los labios y decir, vergonzosamente, que ese asunto no le compete y que debe limitarse a seguir consignas. ¡Qué valiente pandilla de majaderos unos y otros!. Incapaz de ajustar a un simple requisito de su departamento ministerial.

Tontos hay, y algunos lo son útiles; pero la idiota ministra, es tonta , idiota y no es útil. No, seguro que no; no tenemos envidia de nadie, que conste. Pero un ministerio en sus cabales no pasa al olvido una cuestión esencial de su ministerio como es la evaluación de los alumnos y la interacción de los centros educativos con los padres.

Me asalta la duda, de verdad; de si esa pandilla de merluzos ministros secretarios del estado y directores generales de un sin fin de carteras ministeriales, alguna vez sentaron sus culos en un pupitre de alguna escuela. ¿Será verdad que son tan sumamente tontos del culo de no saber las responsabilidades que les tocan? Si me equivoco, que lo demuestren ellos con hechos. Que digan que no lo son.

De ser así, pocas dudas tengo de ello; además de confirmar que estamos en manos de una banda de delincuentes, estaría justificada nuestra desgracia de sabernos gobernados por unos ignorantes y diabólicas personas, sin sentimientos, ni emociones, ni inteligencia. Si no es así, pues que no se callan.

El silencio de muchos funcionarios del estado guineano debe romperse. Deberían hablar y defender su orgullo y honradez. Me niego a pensar que todos son así. Pero los que no lo son deberían alzar la voz. Que digan que no son así; que salgan de este armario histórico de la dictadura para desmarcarse de la pandilla en que medio mundo les tienen etiquetado. Nunca podré entender cómo muchos ministros y altos funcionarios de la dictadura se permiten que otros manchen sus nombres y su reputación y ellos sin decir nada. Es hora para que reflexionen y reaccionen, que es lo valiente.



Fuente: agencias

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