La presión que ejerce en la sociedad guineoecuatoriana el ritmo de la evolución social actual, encuentra impreparados los habitantes del país y sus costumbres, que son más o menos ancestrales. Y el Estado no dispone de mecanismos para poder controlar y defender a los ciudadanos de los peligros que supone por ejemplo el actual capitalismo salvaje; mientras su política en lo que se refiere a los medios de comunicación se limita a velar por la seguridad del Jefe del estado y su familla y no también de los ciudadanos.
Las sociedades tradicionales, como todas las que conforman la República, no disponen de mecanismos para educar, guiar y controlar los nuevos instrumentos de formación de las masas, como son los medios de comunicaciones modernas (televisión, internet, teléfono etc.) Son los Estados modernos que, a través de legislaciones específicas, regulan estas agencias de educación de las masas para defender a los débilies y castigar a los que usan estos potentes instrumentos para cometer actos criminales. En Guinea nos encontramos con una sociedad inpreparada y un Estado primitivo. Ante esta situación toca a los mismos ciudadanos estar en alerta y defender a sus hijos de los peligros. Quisiera contribuir con esta reflexión a esta ardua misión de los educadores y avisar a los padres que la Guinea actual es una realidad que esconde a sus hijos graves peligros, de los que a lo mejor no son plenamente conscientes. Es evidente que la Guinea de hoy ya no es la de ayer, sea en el bien que en el mal. Quiero señalar con esto que los cambios sociales actuales son profundos, aunque no parezcan. Basta pensar que hace poco no era posible el uso del móvil o del internet. Y no había esta masiva presencia de los extrangeros en las ciudades capatales. Son procesos históricos que tienen precio y consecuencias a nivel de las costumbres; todo no es ventaja, hay también peligros; y todo incide potentemente en la vida de los jóvenes, que son los más vulnerables, por que son los receptores pasivos y acríticos de los productos confecionados por el mundo occidental. Por esto quiero llamar la atención de los educadores.
En cuanto al internet, los paises occidentales, que son los podrones y conocen la naturaleza de este medio, han comprendido que la Era digital es irreversible. La nueva juventud occidental, de a partir de 12 años para abajo, son los nativos de ella; mientras los mayores de 20 años, son de la era Pre-digital. Los nativos de la Era digital razonan y piensan con las categorias del mundo digital, pasan más de 5 horas con los instrumentos digitales y son plenamente padrones de ellos. ¿Dónde esta el peligro? Pues está en esto: que esta juventud es objeto de manipulación de los que son los verdaderos propietarios de este nuevo mundo y es al servicio de sus intereses. Entre estos propietarios está la industria de la pornografia. Casi todos los mensajes publicitarios tienen un colofón sexual, y tienen finalidad para incidir potentemente en el instinto sexual de sus destinatarios. Estos patrones saben teledirigir al consumidor a hacer experiencias sexuales desde la pantalla del ordenador; son astutos anómimos manipuladores, que invitan a hacer un simple clic, y a seguir el proceso programado. No solo te hacen ver las otras experienza sexuales, o pornograficas, presentes en la red, sino que, con el Youcam y Webcom te invitan a seguir el mismo comportamiento libidinoso, grabandolo, para después publicarlo. Esta problemática que se empienza a ver los síntomas en Guinea deve ser una advertencia para los educadores. Pero este no es nuestro problema capital. El más grave es la pedofilía, un crimen sexual contra los menores, de ambos sexos, muchas veces inocentes de hasta de 5 meses. Esta es una verdadera monstruosidad, una aberación que practican muchos ciudadanos occidentales. A esta desviación sexual se suma la pedopornografia o la produccion y el comsumo de imagenes de actos de violencia sexual contra menores. He dejado a parte el problema de la omosexualidad por que, siendo legal en España, nuestra “madre patria”, será dentro de poco también una práctica normal en Guinea, vista la alta valoración de las costumbres del País ibérico en la ex colonia.
Estos son los problemas a los que quiero alertar a los padres de niños y niñas de Guinea. Es conocido que los consumidores de la pedofilía y la pedopornografia en Europa son castigados severamente, con penas ejemplares. Pero sabemos también que los pedófilos queriendo practicar sus actos criminanes con traquilidad, prefieren las metas donde no pueden ser descubiertos ni perseguidos. Las metas preferidas son Africa y Extremo oriente. En estas regiones del mundo consumen en paz a sus victimas. El Estado guineoecuatoriano no solo no dispone de instrumentos tecnológicos, investigativos, gurídicos y personales para hacer frente a esta amenaza, tampoco se interesa del problema. Basta recordar que en las cárceles guineanas, come si siguiendo una ley no escrita, no hay ningún solo delincuente occidental; se les suelen aplicar la famosa expulsión del país, una medida que no respeta ni a la justicia ni a las víctimas. Se recordará el lector que los breves ratos que el occidental ha estato en la cárcel pública ha sido por motivos de atentado contra la Seguridad del Estado. Esto significa que de alguna manera estamos aún en la colonia, donde el indígeno no podía hacer valer sus derechos ante el colono, por que este tenía siempre la razón, y quien se atrevía, sabía también las posibles consecuencias lamentables. Nuestras cárceles son reservadas para los guineoecuatorianos y demás africanos negros.
Hemos hablado de la ausencia del Estado. Esta es la madre de todos los problemas. En un mundo globalizado el Estado es el que tutela los derechos de los más débiles y vela para que sean respetados por todos, así también castiga a los infractores. En Guinea el ciudadado esta al merced de cualquier intemperie y arbitrariedad. En los demas paises existe lo que se llama policía cientifica, es la que investiga, controla y descubre los que hacen el lobby de la pedopornofrafía. Y una vez descubiertos se les acusan y se les castigan coforme a la ley. En Guinea todo esto no esiste. Nadie se interesa de la seguridad de los menones, de los indefensos. Ante esta situación todo es posible. La seguridad de niestros hijos y hermanos esta en peligro: los traficantes sexuales, los traficantes de organos, (trafico de riñodes, pulmones etc) tienen manos libres y el mercado es sin control.
Invito a los padres a seguir lo que hacen los niños cuando están ante el ordenador, en el internet, y de controlar con quién salen. Hay que ser capaces de prohibir el dinero fácil, de vigilar contra los aparentes bienhechores. No nos cansaremos de repetir que ya no esiste “ayuda desinteresada”. Lo que voy a contar a continuación puede servir de ejemplo. Cuando era jovencito no podía imaginar lo que sucedía a mi primo. El médico español, Ignacio Sánchez, le invitaba a pasar las noches con él. Este famoso médico, amado por la gente simple, estaba siempre redeado de un sin número de jóvenes, vivía con ellos, giraba con ellos y, claro, también les ayudaba mucho. El caso de mi primo es que, él pasaba algunas noches en la cama con el médico. La cosas que me contaba sobre estas noches juntos no las podía entender. Cuando más tarde se supo de la homosexualidad del medico, entonces empecé a comprender estos comportamientos extraños que me refería. No hubo en ningún momento algun tipo de sospecha de parte de los padres del joven, ni prohibición, tratando de un jovencito que duerme con un extraño, y fuera de casa. Nuestros padres no estan preparados para avertir estos peligros y las tendencias sexuales extraña de este tipo de gente. Se requiere lucidez en la Guinea de la era del petroleo y del internet.
Los peligros de la era digital son aún más difíciles de controlar, meten a dura prueba a nuestra gente simple. Ser expertos en el manejo de estos instrumentos modernos de comunicación exige saber también los problemas y los límites de este nuevo mundo de la era digital. Que los educadores aprendan los mecanimos de la era digital, aunque no sean los nativos de ella; puede que no sean ni si quiera de la era pre-digital. No importa; basta informarse de lo que sucede y que puede suceder a los hijos y tomar las medidas oportunas para el bien de todos.


Fuente: personal

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