Nunca le había conocido ni tuve ganas de conocerle, ayer le vi tan de cerca que me pareció un hombre perplejo. Los que le son cercanos dicen que su aspectos es muy parecido a un jefe de recursos humanos de una empresa de construcción. Sus enemigos dician que era un hombre torpe, que no iba a durar más allá de su golpe del estado. Lo despreciaron y se equivocaron. Ahí está convertido en un dictador que va con los 34 años y casi con más vista estratégica que nadie. Ahí está cocinando a fuego lento todas las iniciativas de sus contrincantes políticos, es el mismo que cada vez que un medio internacional le realiza una entrevista, tropieza varias escalones del lenguaje, que viste trajes de Gucci, Versage; el mismo que se ceba con los guineanos calificándolos de “pobres mentales” y a sus ministros como “corruptos y ladrones”. Es el mismo Obiang que en la última puesta en escena que acaba de protagonizar ha sido el colosal timo de “Mala Esperanza”.

Él mismo vió que era posible que su misma dictadura le colara un gol en esa misma grieta que sus hombres de confianza le han tendido. Y yo me pregunto ¿Cómo sus “rivales” que piden al pueblo salir a la calle no han sabido, si quiera ser capaces de aprovechar este boquete que la misma dictadura ha abierto con el tema del mal llamado “viviendas sociales”? Una vez más huelga decir que cuando los rivales políticos del dictador tienen dos ideas en la mesa para destronarle, nunca saben qué hacer con ellas. Nada mejor para mover una conciencia que tener motivos a favor para hacerlo, y sus contrincantes los han tenido en estas dos ocasiones cantadas: el robo de dinero a 3.000 personas y los bienes del pueblo de los guineanos desperdigados por los cinco continentes: Palacios y guantes de Jackson en Malibú; Palacios, Rolroys, Masseratis en Francia, Palacetes en Brasil y Suráfrica valorados en miles de millones de euros. Dos ocasiones manifiestas para movilizar al pueblo y decirle basta ya a este jefe con claro aspecto de responsable de recursos humanos.

Parece mentira, que él sí se ha vuelto un estrátega, aunque sea para robar a los pobres, pero al menos lo hace con elegancia. Cuando el dictador quiere manipular al pueblo, hace lo que ha hecho con el tema de las viviendas de “mala esperanza”. Es la técnica del “trolls” consistente en provocar una situación para ver las reacciones de la gente. El dictador es un experto en esta técnica. En este país, Guinea Ecuatorial, NADA se hace a las espaldas de dictador él lo sabe TODO, venir a decir públicamente que no sabía lo de “Mala Esperanza”, es jugar con la verdad. Pero su retórica victimista vá más allá, envía a su ministro a decir que ya no existen casas, para medir la reacción del pueblo, luego toma unas decisiones que nunca tendrán efecto y así seguir manipulando a su pobre pueblo. ¿Alguien se ha preguntado cuándo va a morir Obiang? ¿Los guineanos son conscientes que Obiang no es eterno? ¿Quién les asegura que en seis meses seguirá con vida? ¿Es que Obiang mismo no piensa en la muerte natural? No hay otra cosa peor que divinizar a una persona humana, personas que por su propia naturaleza está condenada al propio límite.

Los guineanos han preguntado ¿por qué este asunto de las chabolas de “Mala Esperanza” se pone ahora al callejón cuando en la asamblea del gubernamental partido se habló y hubo tantas promesas incumplidas? ¿Por qué envía a un miembro de su gobierno a decir una cosa y que venga él para contradecirle y llamarle bobo y macaco? Sabemos todos que las políticas dictatoriales no afean la conducta al que roba, ni al que desvía millones de dinero público, ni al que asesina a un ciudadano, sus méritos son otros; eso lo sabemos. ¿Pero los guineanos han preguntado alguna vez, porque estos ministros no han sido cesados o cambiados de cartera como manda los estatutos de la dictadura? Porque, lo que está haciendo en este asunto de las “viviendas de Mala Esperanza” es meter un golpe en la conciencia de la gente y manipularlos. Ha visto el hueco y ha soltado la mano sabiendo muy bien lo que hacía. El dictador sabe soltar el cebo para que el pueblo lo pica. Sin necesidad de la lógica cartesiana, la conclusión de esta premisa es la auténtica provocación al pueblo de Guinea Ecuatorial, el dictador nos ha vuelto a provocar. Pero ha ganado dos días más de su popularidad, dos días de exaltación, dos días para dormir tranquilo y saber que no hay motivo de rebelión en las calles. Sus “sabias orientaciones” le han vuelto a jugar una buena jugada. Pero todo eso es una verdad a medias, Guinea Ecuatorial es un pueblo adulto y sabe que no bastan estas medidas, no bastan estas palabras del dictador, hace falta cesar a esos ministros que han robado al pueblo y llevarlos a la justicia, si existe en Guinea Ecuatorial.



Fuente: agencias

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