Este mensaje lo dirijo con todo amor y
respeto a todos los actores políticos de
Guinea Ecuatorial. La nación os necesita.
Cada uno desde donde la Constitución y el
amor patrio le permitan. La situación actual
de nuestro querido país pasa por momentos muy
difíciles y sólo la vuelta al principio nos
puede dar una salida.
Aunque me dirijo a todos los actores
políticos, ya con antelación les diré que hay
dos tipos que de nada se beneficia nuestra
nación: los que pasan todo el tiempo
criticando y los que pasan todo el tiempo
alabando. Sólo el diablo está sin rastro de
bien-hacer, y sólo Dios es perfecto en todos
sus caminos. Nosotros somos humanos, aunque
tendemos hacia uno u otro extremo.
Posicionarse en los extremos citados sólo
hará que las personas se sientan o dioses o
demonios, pero nunca humanos. Ahora, si
quitamos esos dos tipos de políticos, me
pregunto con cuántos nos quedamos.
La vuelta al origen es una mirada más
profunda y actualizada sobre los motivos que
llevaron a nuestra población a desear la
Independencia que se alcanzó el 12 de octubre
de 1968. Para mí fue el deseo de libertad, de
igualdad y darse la oportunidad de poder ser
algo mejor que lo etiquetado por los colonos:
El mono con seda, siempre será mono.
Parece que había más sentido y deseo de
unidad cuando aún estábamos bajo el dominio
colonial, que cuando todo ha pasado a
nuestras manos y podemos hacer realidad el
sueño de tantos mártires, la mayoría
desconocidos. Es como si nos hubiésemos
peleado toda la vida para liberarnos, pero
que una vez libres, ya no sabíamos qué hacer
con la libertad.
Este mensaje lo dirijo a los políticos porque
ya sabemos lo que opina el pueblo, conviene
saber lo que ustedes piensan. El pueblo no
está especializado, ustedes sí entienden de
política. Ustedes han elegido una profesión
muy difícil. Y sinceramente creo que los
países occidentales están dando una imagen de
sus políticos tal vez peor de lo que son. Hoy
todos están casi de acuerdo que los
sanitarios son los héroes contra la pandemia.
Pero, ¿qué harían los sanitarios sin una
buena política? Se quiere dar a entender que
los políticos son el diablo en persona, como
si nadie se dedicara a la política más que
para hacerse con parte del pastel. Y yo
pienso que esta visión es injusta. Así como
hay sanitarios amantes de su profesión, los
hay también políticos.
La situación actual requiere que haya unidad
para poder salir adelante. Otro diálogo
nacional es necesario y urgente. Hace días vi
el Decreto presidencial que exigía la
reducción en un cincuenta por ciento del
personal de las empresas de participación del
Estado. A nadie le ha gustado. Lo que me vino
a la mente es, ¿se había hecho un debate a
nivel de los órganos competentes y ver que
entre los males este era el menor? El pueblo
sabe que estamos atravesando momentos muy
críticos, pero si no está informado, no sabrá
juzgar los hechos, ni mucho menos sentirse
parte.
Los representantes del pueblo están en el
Parlamento (Cámara de los Diputados y Senado). Tenemos
el Defensor del Pueblo. Consejeros
presidenciales en todas las materias.
Organismos nacionales e internacionales con
sedes en el país. Personas con muy buena fe y
capacidad para poder aportar su granito de
arena. Un diálogo nacional urge.
Personalmente, yo preferiría que nos
redujeran el salario antes que cesar a la
mitad. Estamos hablando de personas con
familia casi en su totalidad. Nos conocemos y
sabemos lo que eso significa en nuestra
realidad. Hubiera sido mejor que el que
cobraba 100.000 fr. Ahora cobre 50.000. Eso
garantiza un saco de arroz y aceite en casa
mientras se busca reactivar la economía
nacional. ¿Qué va a pasar con esas familias?
El problema económico está ligado al problema
de cultura. Yo estoy muy convencido de que si
los políticos debaten con sinceridad sobre
los temas actuales, tendremos una solución.
La solución nunca será mágica. Es una de las
paradojas que encuentro en Dios: el mayor
milagro es esa capacidad que nos da para
resolver nuestros problemas, de tal modo que
sólo los que madrugan, alcanzan algo.
QUE DIOS BENDIGA A GUINEA ECUATORIAL Y A SUS
POLITICOS.
Martín Esimi
Fuente: Martín Esimi