Madrid.- 1 de febrero de 2004. Se que me van a contestar a insulto limpio los portavoces del Gobierno de Obiang Nguema, que me tildan siempre de “españolista” y me aconsejan no fiarme de España...
Pero tengo que afirmar sin paliativos que ni a mí, ni a mi Gobierno en el exilio nos parece nada mal, al contrario sería muy de desear que España visitara Guinea Ecuatorial, de vez en cuando con aviones, barcos o camiones, sean de guerra como de paz.
Se trata de dos pueblos ligados, (a pesar de las circunstancias tan nefastas de tiranía y crueldad que rodean a la República de Guinea Ecuatorial), por lazos de amistad, de historia común y de relaciones de ex potencia y ex colonia que a nadie le deben avergonzar ni acomplejar.
Venimos saludando con verdadera esperanza los denodados esfuerzos que ha desplegado en los últimos tiempos el Gobierno español y la propia Corona por reconstruir y normalizar las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial. Como Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio y desde la seriedad y la serenidad del análisis hemos pasado de la sistemática descalificación de todo gesto de España hacia Guinea Ecuatorial, pensando que se trata de respaldar a un tirano “empecatado en la maldad...”
Se habla del número de siete los encuentros entre el tirano Obiang y autoridades españolas, incluido S.M. el Rey; las últimas visitas de dos Ministras españolas y la posibilidad de un viaje del Presidente del Gobierno español a Guinea Ecuatorial o al revés, en los próximos días o meses...
Pensar que “per se” estos encuentros son malos o perjudiciales a alguno de los dos es dar rienda suelta a la ansiedad que a todos nos arrebata por ver a Guinea Ecuatorial libre de un tirano y enfilado definitivamente en la senda de las libertades, de los derechos humanos y del desarrollo. No nos debiera faltar la presencia y el apoyo de España ni hoy, que estamos inmersos en la trágica vorágine de la tiranía de Obiang Nguema, ni tampoco cuando hayamos dado el salto final a la normalidad democrática y política. Aun cuando pudiera parecer que los contactos entre las autoridades españolas y Obiang Nguema solo van en beneficio del tirano o de empresas españolas, la presencia de España en Guinea seguiría siendo para el pueblo guineoecuatorial una legítima necesidad, toda vez que hay que pensar que más bien pronto que tarde la tiranía se ha de desmoronar y el pueblo guineo continuará.
Vale la pena, pues, soportar esta ya larga e incómoda espera a que la tiranía llegue a su fin, para que amanezca el día en que las relaciones entre los dos países hermanos en la historia profunda, y amigos, retomen la normalidad.
La breve borrasca informativa que el proyectado viaje de amistad de las fragatas españolas a Guinea Ecuatorial ha producido en los medios españoles ha demostrado dos cosas muy claras. España y sus medios, reflejo profundo de la inquietud del pueblo español hacia Guinea Ecuatorial, han demostrado que todo lo que afecte a Guinea Ecuatorial mueve al pueblo español que desea con toda ansiedad que llegue la noticia de la libertad, para Guinea Ecuatorial. Sentimientos que compartimos todos los guineoecuatorianos exiliados y el resto de la población guineana atrapado en las garras de la tiranía.
Pero, a la luz de toda la información hay un detalle que clarifica todavía más las cosas.
Se habla de que ha sido el propio Obiang Nguema (acaso asustado por las múltiples versiones y suposiciones que hacía la prensa española...) quien al final, ha decidido romper unilateralmente un acuerdo que permitía la realización de esa visita de amistad de los barcos de guerra españoles. Normal. El tirano es muy conocido por sus “normales” incumplimientos de acuerdos... Por lo tanto, España y sus autoridades iban, (van) a cumplir la parte que les toca del acuerdo. Se dice que después de las “elecciones” legislativas de...este año.
Finalmente, y a fuer de sinceros, el Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio cree que Guinea Ecuatorial (28.050 Km2; 500 mil supuestos habitantes; adornado de un gran potencial de recursos económicos y proyectado necesariamente hacia un desarrollo económico que lo ha de convertir en la “Estrella de África”, es un rincón africano cada vez más apetecible y virtual despertador de apetencias de todo tipo. Es a la vez, desgraciadamente un rincón asaeteado de problemas y convulsiones internas: un pueblo enfrentado en silencio contra “su” tirano. Un General-Presidente de la República –dicen que enfermo de cáncer- peleado con su Ejercito y sus familiares, en la pugna por la sucesión; centenares de militares (desde soldados a generales ) cesados, confinados o encarcelados a la espera de un macrojuicio, otros huidos en la selva portando sus armas y huyendo de la persecución de Obiang que ha decretado ejecución... La pregunta es ineludible: Supongamos que esta situación no es peligrosa y no corre el país el riesgo de desaparecer “engullido” por algún listo, por abandono o impotencia de sus dirigentes, que lo han demostrado hasta la saciedad... Pero ¿y si llegara efectivamente esta situación, no tiene Guinea Ecuatorial y su pueblo el derecho a solicitar la protección de España, incluso aun cuando el tirano Obiang Nguema no lo quisiera solicitar, y prefiriera vender el país a alguien?
Por una razón (lazos de hermandad y amistad entre los dos pueblos) o por otra (peligro real de desaparición por abandono, incapacidad o desgobierno y consecuente succión por otro país) el Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio piensa que son altamente necesarias y beneficiosas las visitas de amistad de los barcos de guerra españoles en las desangeladas costas de nuestro país, Guinea Ecuatorial.
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Artículo del Presidente del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio.
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Gabinete de Prensa del Gobierno en el exilio.
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www.guinea-ecuatorial.org
Fuente: Gabinete de Prensa del Gobierno en el exilio. www.