Cada vez que Obiang se reúne con uno de sus hijos y sobrinos más directos, les promete colocarlos a todos en puestos de alta responsabilidad en las diferentes instituciones nacionales, pero también les advierte que no regalaría a nadie dinero a mano, que ellos mismos, por influencia inventaran sus propias estrategias para ganarlo, a los que no se encontraría puestos, que crearan empresas y, por influencia de él mismo, ganarían muchas licitaciones.
Allí tenemos las consecuencias; ninguna empresa opera en el sector maderero si no paga unos derechos que no se sabe a Teodorin Nguema; ninguna empresa trabaja en el sector petrolífero si Gabriel Mbega Obiang no es accionista, aun sin aportar nada; ninguna empresa ni nadie opera en el puerto de Malabo si no soborna a Alberto Obiang Lima, nadie ni empresa alguna retira sus mercancías en las aduanas de Bata si no lleva dinero en efectivo a Inocencio Ngomo Obiang, lo mismo en el puerto de Bata con Mangue Obiang directora del mismo, etc.
Muchos sobrinos de Obiang también ocupan algunos puestos muy importantes en la administración y a otros se les ha concedido la realización de muchas obras de construcción en el programa de edificación de la nación de su tío, no importa si las realizan o no.
Los hijos y sobrinos de Obiang se han convertido en los hombres más ricos de Guinea, precisamente después de sus padres, tíos y tías. Y como es bien sabido en el mundo de los ricos, existe un gran afán por ser el que más tiene, lo que suele provocar una lucha entre ellos mismos.
Esa circunstancia surge entre los hijos de obiang, entre ellos existe una enorme competencia por quien tiene más dinero, alimentada por la idea de que son de distintas madres, que cuando perezca su padre posiblemente deje de existir esa fraternidad, lo que provoca que cada uno luche por sus propios intereses, porque de no ser así, se conformarían con la excesiva riqueza de su padre, y esperarían heredar de ella.
Como ya les dijera a sus hijos que crearan ellos mismos sus propios mecanismos de cómo ganar dinero, pues los hijos de obiang han puesto mano a la obra y los utilizan de todo tipo aprovechando al máximo todo lo que pueda surgir.
El caso concreto que nos ocupa hoy, es el del director general adjunto de la seguridad nacional, encargado de la seguridad de la región continental, uno de los tantos hijos de Obiang, conocido con el nombre de Didy Obiang, un chaval de menos de 30 años y totalmente inexperto en materia de seguridad nacional, solo aprendió la investigación criminal en Israel, hermano mayor de la directora del puerto de Bata y menor que uno de los directores de la empresa sonagas.
Una de las ideas de Didy para ganar dinero es la de dejar obsoleta la empresa nacional de vigilancia SONAVI, propiedad de su tío Armengol Ondo Nguema y hacer prevalecer la suya propia, armada con pistolas y fusiles del ejército nacional. Para lograr su objetivo, el director adjunto de la seguridad está utilizando la fuerza de elite creada a proposición de él mismo denominada “fuerza especial” y conocida vulgarmente con el nombre de “los militares de Didy”, los cuales son los principales protagonistas de todos los asesinatos, robos a mano armada, atracos a grandes personajes que se registran en la ciudad de Bata. Una prueba de ello es que en la mayoría de esos casos, se ha encontrado algún objeto del material militar utilizado por los ”militares de Didy” ya sea cuchillos, porras, bombas lacrimógenas, cascos, chalecos, linternas, etc. De la fuerza especial. Y cada vez que se ha encontrado uno de ese material, se le ha estado avisando al hijo de Obiang y nunca ha habido ninguna reacción por su parte, solo ha estado acudiendo al lugar a retirar cualquier objeto encontrado, destruyendo de ese modo cualquier prueba y, lo único que ha estado respondiendo a las victimas ha sido aconsejarles a contratar sus vigilantes.
Todas las autoridades de la seguridad nacional de Guinea Ecuatorial están al corriente de esa situación y no existe ninguna reacción por su parte, porque Obiang prohíbe a otros meterse en el campo de actuación de sus hijos. En este país, poseer arma de forma ilegal es el segundo delito más grave después del atentar contra el mismo Obiang, porque se considera que esa arma ilegal estaba destinada a una conspiración contra el PF. Pero desde que se sabe que los bandidos de Bata están armados, las autoridades están haciendo oídos sordos.
Ese clima absoluto de inseguridad está siendo aprovechado ahora por todos los grupos de vándalos de todo el ámbito nacional y, ya no pasa ninguna sola semana sin encontrar cadáveres en las ciudades de Guinea, sin enterarse de un atraco o robo a mano armada en cualquier lugar del territorio nacional, muchos delincuentes han encontrado refugio en las fuerzas armadas y las filas de nuestras fuerzas de seguridad de estado están llenas por ellos.
El otro grupo social que está aprovechando la misma situación de inseguridad es la clase política, que en estos tiempos de elecciones muchos tienen que hacer sacrificios con vidas humanas para, tanto seguir gozando de la confianza de Obiang que de formar parte de su estructura. Y para ello, tienen que asesinar.
El enriquecimiento de la familia Obiang está provocando estragos en nuestra sociedad, de tal forma que la seguridad ciudadana se ha quedado obsoleta, ningún miembro ni efectivo de la seguridad nacional asume velar por el cumplimiento del trabajo por el que es pagado, porque según piensan, perderían su tiempo velando por la seguridad de otros, mientras los Obiang se están enriqueciendo.
Si en Guinea Ecuatorial no se ha respetado por primera vez una norma del dios Obiang, sobre todo en el seno de las fuerzas armadas y la seguridad del estado, es precisamente la de no estafar a la población. Porque mientras el PF denuncia la corrupción todos los días, esa crece cada vez más. Los que tienen familiares policiales lo saben perfectamente, porque ellos revelan a sus parientes que no pueden quedarse pobres mientras su jefe supremo se enriquece.
El ministerio de seguridad nacional se ha convertido en un aparato oficial del estado que se dedica a la estafa de la población, sobre todo a los expatriados. Desde que el vicepresidente segundo prohibiera la expedición de tarjeta de residencia a todos los expatriados que no forman parte del sector petrolífero, que no forman parte de las empresas con participación de la familia presidencial, así como todos los extranjeros que no son sus empleados privados, etc. reina un caos absoluto en este país, existen redadas ya todos los días a los expatriados, a los cuales se lleva a las dependencias policiales de “Guantánamo” donde se les exige pagar ilegalmente cuatrocientos mil fr. para su libertad, la misma cantidad que se paga legalmente para la obtención de una tarjeta de residencia, ese dinero se reparte al día siguiente entre todos los efectivos que han participado en la redada hasta el mismo ministro de la seguridad nacional, pasando por los comisarios que les han asignado.
Por parte de los nativos, la estafa es reducida pero constante, para obtener cualquier documento en las dependencias del ministerio de seguridad, aparte de pagar el efecto timbrado legalmente reconocido por el estado, se vuelve a pagar dinero a mano por lo que denominan “derecho de firma”, que va directamente a los bolsillos de los jefes.
Toda esa situación que se ha generado en nuestras fuerzas de seguridad es la que ha provocado el desinterés de nuestros efectivos por velar por la seguridad ciudadana, obsesionados ya solo por ganar dinero.
Mientras todo eso ocurre, el ministro Nicolás Obama va presumiendo de ser el ministro que goza de la máxima confianza del PF, por trabajar bien y limpio, inmerso él mismo en cobros ilegales y estafas.
Fuente: ciudadania de Bata